(Isaías
59)
He
aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha
agravado su oído para oír;
pero
mis iniquidades han hecho división entre yo y mi Dios (YHWH), y mis
pecados han hecho ocultar de mí su rostro para no oírme. Porque mis
manos están contaminadas de sangre, y mis dedos de iniquidad; mis
labios pronuncian mentira, habla maldad mi lengua. No clamo por la
justicia, ni juzgo por la verdad; confío en vanidad, y hablo
vanidades; concibo maldades, y doy a luz iniquidad. Incubo huevos de
áspides, y tejo telas de arañas; el que comiere de sus huevos,
morirá; y si los apretaren, saldrán víboras. Mis telas no servirán
para vestir, ni de mis obras seré cubierto; mis obras son obras de
iniquidad, y obra de rapiña está en mis manos.
Mis
pies corren al mal, se apresuran para derramar la sangre inocente;
mis pensamientos, pensamientos de iniquidad; destrucción y
quebrantamiento hay en mis caminos. No conocí camino de paz, ni hay
justicia en mis caminos; mis veredas son torcidas; cualquiera que por
ellas fuere, no conocerá paz.
Por
esto se alejó de mí la justicia, y no me alcanzó la rectitud;
espero luz, y he aquí tinieblas; resplandores, y ando en oscuridad.
Palpo
la pared como ciego, y ando a tientas como sin ojos; tropiezo a
mediodía como de noche; estoy en lugares oscuros como muerto. Gruño
como oso, y gimo lastimeramente como paloma; espero justicia, y no la
hay; salvación, y se alejó de mí. Porque mis rebeliones se han
multiplicado delante de ti, y mis pecados han atestiguado contra mí;
porque conmigo están mis iniquidades, y conozco mis pecados: el
prevaricar y mentir contra YHWH , y el apartarme de en pos de mi
Dios; el hablar calumnia y rebelión, concebir y proferir de corazón
palabras de mentira.
Y
el derecho se retiró, y la justicia se puso lejos; porque la verdad
tropezó en la plaza, y la equidad no pudo venir. Y la verdad fue
detenida, y el que se apartó del mal fue puesto en prisión; y lo
vio Jehová, y desagradó a sus ojos, porque pereció el derecho.
Y
vió que no había hombre, y se maravilló que no hubiera quien se
interpusiese; y lo salvó su brazo, y le afirmó su misma justicia.
Pues de justicia se vistió como de una coraza, con yelmo de
salvación en su cabeza; tomó ropas de venganza por vestidura, y se
cubrió de celo como de manto, como para vindicación, como para
retribuir con ira a sus enemigos, y dar el pago a sus adversarios; el
pago dará a los de la costa.
Y
temerán desde el occidente el nombre de Jehová, y desde el
nacimiento del sol su gloria; porque vendrá el enemigo como río,
mas el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él. Y vendrá
el Redentor a Sion, y a los que se volvieren de la iniquidad en
Jacob, dice Jehová.
Y
este será mi pacto con ellos, dijo Jehová: El Espíritu mío que
está sobre ti (Isaías), y mis palabras que puse en tu boca, no
faltarán de tu boca, ni de la boca de tus hijos, ni de la boca de
los hijos de tus hijos, dijo Jehová, desde ahora y para siempre.
El pecado que mora en mí.
(Romanos 7: 21-25)
Así que, queriendo yo hacer el
bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Porque según
el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley
en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me
lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.
!!Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?
Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.
Viviendo en el Espíritu
(Romanos 8)
Ahora, pues, ninguna
condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no
andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque
la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley
del pecado y de la muerte.
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