WHY
MEN REJECT THE GOSPEL
1 This
lesson was addressed to all Christians. Particularly was it meant for
the time when they had to endure from the unbelieving world
persecutions severe and oft; as James indicates at the outset, where
he says: V.2-4. “Count it all joy, my brethren, when ye fall into
manifold temptations; knowing that the proving of your faith worketh
patience. And let patience have its perfect work, that ye may be
perfect and entire.” Again: V.12. “Blessed is the man that
endureth temptation.”
2 Two
things there are which part men from the Gospel: one is angry
impatience, and the other evil lust. Of these James speaks in this
epistle. The former sin, he says, arises under persecution--when for
the sake of Christ the Lord you must give up property and honor, and
risk body and life; must be regarded as fools, as the drudges, yes,
the footstool, of the world. Painful and intolerable to the point of
discouragement and weariness is such a lot, particularly when it is
apparent that your persecutors enjoy good fortune, having honor,
power and wealth, while you suffer constantly. Peter, too, admonishes
(I Pet 3:10), upon authority of Psalm 34:12-14: He who would be a
Christian must be prepared to avoid evil and do good, to seek peace,
to refrain his tongue from evil and his lips from speaking guile, and
must commit himself to God.
In
the case of a great many people otherwise favorably disposed toward
the Gospel, it is nothing but persecution which deters and repels
them from it. They cannot endure the injuries and reproaches they
must suffer for its sake. But for the precious holy cross which is
laid upon Christians, and their inability to overcome indignation and
impatience, the world would long ago have been crowded with
Christians. But on account of trials men recoil, saying: “Rather
than endure these, I will remain with the majority; as it is with
them, so be it with me.”
3 The
second thing to which James refers is worldly lust---“filthiness,”
as James terms it. This, too, is a prevailing evil, particularly with
the common people. When they once hear the Gospel they are prone to
think right away that they know all about it. They cease to heed it
and drown in lust, pride and covetousness of the world, being
concerned entirely with accumulating wealth and seeking pleasure.
4 That
these two evils prevail is apparent to the eyes of all men today. We
fear that we shall fare no better than the prophets and the apostles;
these things are likely to continue. Nevertheless, we must
unceasingly exert ourselves in behalf of ourselves and others to
guard diligently against both these evils. Particularly must we not
impatiently murmur and rage against God; we must also show meekness
toward our fellowmen, to the end that wrath everywhere may be quelled
and subdued, and only patience and meekness reign among Christians.
EL
PORQUÉ LOS HOMBRES RECHAZAN EL EVANGELIO DE JESUCRISTO
1 En
este tema se abordó a todos los cristianos. En particular, se
entiende para el momento en que tuvieron que soportar las
persecuciones del mundo incrédulo, graves y a menudo, como indica
Santiago al principio, donde dice: V.2-4. "Tened por sumo gozo,
hermanos míos, cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que
la prueba de vuestra fé produce paciencia. Y tenga la paciencia su
obra completa, para que seáis perfectos y cabales "Una vez
más:. V.12. "Bienaventurado el varón que soporta la
tentación".
2 Dos
cosas hay el porqué los hombres rechazan el Evangelio de Cristo: una
es la impaciencia furiosa, y la otra los deseos lujuriosos; de los
cuales habla en esta epístola Santiago. El pecado anterior, dice, se
deriva de la persecución - cuando por causa de Cristo el Señor
tienen que renunciar a la propiedad, el honor, y el riesgo de perder
la vida; debe ser considerado como para tontos, como para los
esclavos del trabajo, sí, el estrado, del mundo. Dolorosa e
intolerable hasta el punto del desánimo y un gran cansancio de todo,
sobre todo cuando es evidente que sus perseguidores disfrutan de la
buena suerte, tienen honor, poder, y riqueza, mientras que usted
sufre constantemente. Pedro también amonesta (I Pedro 3:10), sobre
la autoridad del Salmo 34:12-14: El que quiera ser cristiano debe
estar preparado para evitar el mal y hacer el bien, para buscar la
paz, refrenar su lengua del mal y sus labios no hablen engaño, y
deben comprometerse con Dios.
En
el caso de un gran número de personas de otro modo favorablemente
dispuestos hacia el Evangelio, no es más que la persecución que les
impide y repele del Evangelio de Cristo. No pueden soportar las
injurias y reproches, que tendrán que padecer por su causa. Pero
para la preciosa cruz santa que se pone a los cristianos, y su
incapacidad para superar la indignación y la impaciencia, el mundo
hace tiempo que hubiera estado lleno de cristianos. Sin embargo, a
causa de las pruebas los hombres se retraen, diciendo: "En lugar
de soportar esto, yo me quedaré con la mayoría, ya que como así es
con ellos, pues que así sea conmigo."
3 La
segunda cosa a la que Santiago se refiere es al deseo mundano ---
"inmundicia", como le interpreta Santiago. Esto, también,
es un mal que prevalece, sobre todo con la gente común (indoctos).
Cuando una vez que oyen el Evangelio son propensos a pensar de
inmediato que ellos saben todo al respecto. Ellos dejan de prestarle
atención -al Evangelio de Cristo- y se ahogan en la lujuria, el
orgullo y la codicia del mundo, concentrándose en su totalidad con
la acumulación de riquezas y la búsqueda del placer.
4 Que
estos dos males prevalecen es evidente a los ojos de todos los
hombres de hoy. Tememos que no nos irá mejor que a los profetas y
los apóstoles; estas cosas es probable que continúen. Sin embargo,
debemos esforzarnos sin descanso en favor de nosotros mismos y los
demás, a guardarnos diligentemente contra estos dos males. En
particular, no debemos murmurar con impaciencia y airarnos contra
Dios, también tenemos que mostrar humildad hacia nuestros
semejantes, a fin de que la ira de todo el mundo pueda ser reprimida
y sometida, y sólo reine la paciencia y la mansedumbre entre los
cristianos.
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